La fascinación por destruir el planeta se ha convertido en una obsesión. Desde la famosa Guerra de los Mundos de Orson Wells, el cine, la televisión y la radio han encontrado formas elocuentes y artísticas de transportarnos hasta ese momento crucial donde la vida del mundo entero pende de un hilo, y la humanidad lucha por una supervivencia desesperada con tintes, la mayoría de las ocasiones, des favorecedores.
En esta ocasión y por enésima vez y de la mano del Guillermo del Toro llega a las pantallas de todo el mundo Pacifíc Rim (Titanes del Pacífico), película de corte futurista de enormes proporciones y con los elementos básicos de todo film apocalíptico: desesperanza, esperanza, dolor, camaradería, y grandes efectos especiales.
La apertura de una puerta dimensional en el fondo del océano pacífico y la entrada a través de ella de enormes seres destructores llamados Kaiju inician con las secuencias de acción de una película poco pretenciosa y con unas actuaciones regulares. Fieles a su costumbre, los seres humanos se unieron en los momentos de mayor oscuridad y crearon los Jaegers, seres colosales, de iguales proporciones que los seres que emergen del fondo del mar “protegiéndonos” de ellos de manera eficaz.

La película hasta este momento argumental es bastante sólida. Las actuaciones de poco renombre fueron el dato más interesante desde que se develaron los primeros detalles de la producción, y que lejos de la buena suerte de Guillermo del Toro de tener actores y actrices con las capacidades histriónicas para sostener una película, se mantuvieron regulares, con un ritmo lento quedando fuera de contexto, al ser los verdaderos protagonistas los enormes robots y criaturas en grandes batallas. Charlie Humman, en el papel protagónico mantiene una actuación estable, poco creíble y apoyada en demasía por Idris Elba como Stacker Pentecost como el personaje jerárquico, ambiguo y fuerte donde se apoya toda la resistencia humana. La oriental Rinko Kituchi se mantiene en un papel creíble hasta el momento de entrar en las escenas de acción donde la inexpresión propia de su raza, le juega una mala pasada, aunque, por los trajes y efectos especiales llega a pasar desapercibida. Los fanáticos de Hellboy y Sons of Anarchy aún no podemos explicarnos el porqué de la inclusión de un actor de la talla de Ron Perlman en un personaje secundario de tan poca monta, aunque con un peso específico real en el film. Ron saca a flote con creces este lamentable personaje gracias su capacidad mimética que ha demostrado con Hellboy y que, con Del Toro, ha encontrado su mancuerna perfecta.
La cinematografía es excepcional. Guillermo del Toro, como los buenos vinos, madura de manera exponencial y lo hace evidente en cada una de sus películas. Desde Cronos (su opera prima) pasando por el Espinazo del Diablo, Blade, Mimic y las taquilleras Hellboy y la multi premiada Laberinto del Fauno, Del Toro lentamente se acerca a una perfección estética y técnica bastante creíble que lo han colocado de forma momentánea a la cabeza de proyectos como The Avengers o el Remake de Terminator sin mencionar la mal lograda El Hobbit que regresó al viejo terruño con Peter Jackson a la cabeza de la dirección. La luz y las sombras son utilizadas de manera inteligente, sin embargo, juegan en cierto sentido en contra de los Kaijus al momento de la definición de sus expresiones. Los Jaegers se encuentran bien definidos y no se pierden en la acción como sucede en películas como los Transformers o en las primeras secuencias de Hellboy, y siendo fiel a su estilo, Del Toro utiliza de manera excepcional los efectos especiales, dejándonos la interrogante de que hubiera hecho él con un argumento tan estético y elaborado como El Hobbit. Lamentablemente el director sigue abusando de elementos demasiado oscuros y la lluvia (recordemos que en todas su películas siempre existe un aguacero como tema circunstancial esencial) que a mi parecer se convierte en el elemento de mayor observación y crítica técnica.

Titanes del Pacifico se vuelve de inmediato un referente de cohesión entre los elementos técnicos excepcionales y argumentos flácidos en la lucha entre dos colosales tecnologías. La creación de una segunda parte de nuevo continua siendo una enorme interrogante, pues (si se dá) podrán a mover las neuronas de Travis Beacham para crear un guion con una credibilidad importante, y sobre todo, una solidez de secuela que han sido tan malas últimamente y que tendrán en una segunda parte de los Avengers como un rival complicado de derribar, pero no imposible de noquear.
Si quieren ver una película que cumplirá con entretenerlos en la butaca de un cine, Titanes del Pacífico es la respuesta. Las actuaciones regulares como mayor punto negativo, la banda sonora cumplidora, efectos especiales sublimes y excelente dirección por parte de Guillermo, la hacen una elección ideal.
En lo personal me enorgullece ver que directores mexicanos como Cuaron y del Toro, siguen apuntalándose como referentes de un género tan complicado y demandado como lo es la ciencia ficción y la fantasía, donde James Cameron, Steven Spielberg y Peter Jackson son un parámetro hasta hace unos años, difícil de superar y que han encontrado en J.J. Abrahams, Nolan y en del Toro un rival digno de sus colosales talentos.
Pacific Rim o Titanes del Pacifico es la muestra de que en México, siempre ha existido el gran talento y que sigue oculto en las calles de nuestro país, esperando a ser descubierto y apoyado, por el momento la gloria le pertenece a uno solo y ese sé llama Guillermo del Toro
Hasta la próxima.



Deja un comentario