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Futbolistas, payasos e incongruencias.

Por Edel López Olán

Evidentemente México es un país de contrastes. Por un lado, medio país clama justicia por un crimen completamente deplorable; mientras la otra mitad, se encuentra sorprendida por un mundo paralelo de burla social de proporciones titánicas que se ha convertido (de nuevo) las elecciones populares.

La incursión a la política de figuras públicas no es nada nuevo en este mundo. Ronald Reagan, cuadragésimo presidente de los Estados Unidos, comenzó su vida como un actor de Hollywood, teniendo un mandato colmado de muchas controversias y siempre forrado por ese aire de incredulidad que un actor en la política provoca. El “Governator” Arnold Schwarzenegger, actor de origen austriaco, siguió los pasos de Reagan en una lucha por la credibilidad y el mito de la falta de seriedad de los actores en puestos públicos, con una gestión aceptable.

En México, desafortunadamente, con un sistema político tan desacreditado, tan estúpido, y tan… tan… (la verdad, creo que ya no sé que adjetivos ponerle), interesante; la postulación de artistas, deportistas y payasos, se vuelve de inmediato una burla social que contrapone siempre, con el criterio que siempre deben tener, al menos, para elegir a sus representante.

La postulación de Cuauhtémoc Blanco a la presidencia Municipal de Cuernavaca de inmediato levanto polvo en todas las redes sociales y medios nacionales e internacionales, ¿la razón?, un futbolista Tepiteño, con un escaso léxico y menor sentido político se postula para un cargo donde la delincuencia en los últimos años los ocupa para colocar el primer eslabón de violencia y trasiego de droga,  donde, también, la impunidad es más sencilla, siendo en ocasiones el foco principal de problemas que han estado a punto de desestabilizar al país como lo es el caso de Ayotzinapa… ¿Cómo combatirá el Temo la violencia?….¿A balonazos?¿Como mitigaría el descontento social?…¿A Cuatemiñas?

En la Perla de Occidente el caso no puede ser menos patético. El payaso Lagrimita (con su inseparable Costel) payaso de televisión; una copia barata de Bozo; se ha postulado a la presidencia municipal de Guadalajara…¿Increíble, no?… pues así como lo leen; la presidencia municipal de una de las tres ciudades más importantes del país podría estar en manos de un hombre que ha basado su vida gritando el lema: ¡Que barato!…¡Que barato!….Y sí, efectivamente, ha sido tan barato su llegada a un puesto de elección popular que parece increíble que exista gente que apoye su campaña. Lagrimita y Costel, son de nuevo el claro ejemplo de que en México, la política es eso, un artículo barato de poca monta, que se vende al mejor postor.

Lo interesante es, que si leemos esto desde un punto de vista imparcial, sin apasionamientos de ningún estilo, podemos decir que en México, cualquiera puede ser candidato…Pero.. No es así.

La mayoría de los puestos de elección popular en nuestro país, deben ir apadrinados por un partido político, que en caso de partiduchos como Nueva Alianza, Partido Social Demócrata (que en su nombre lleva la penitencia), y el mismo MORENA aprovechan para solo buscar un registro, donde se les asegura una tajada del pastel tan grande que el INE reparte año con año, y obviamente, seguir llevando militantes a sus filas con la idea de diversificar una polaca tamaleada hasta la médula. Nunca veremos a un Lagrimita de la mano de un PAN, o un Cuahtemoc Blanco colgado de un PRI, ¿porqué?, porque simplemente no son necesarios para su causa; no son necesarios para emitir un voto; son necesarios ahí, donde hacen más daño, para distraerlos.

La elección popular en un país tan necesitado de justicia, siempre es sobrepuesta a las pretensiones (como siempre) de unos pocos, y al juego imperfecto que existe entre la sociedad y su escasa memoria social y política.

Si cualquier ente de la sociedad quisiera proponerse como candidato independiente, las trabas, burocracia y peros se levantan como una barrera perfecta para no dejar pasar el verdadero sentir de la sociedad. El ser un candidato independiente siempre conlleva riesgos, y sobre todo, siempre se llevará un palmo de narices al ver como la misma sociedad, esa que tanto se necesita ayudar, debate con incredulidad de tu “compromiso social” y las pretensiones de tu candidatura…¿Entonces?…¿Ahí si somos analíticos y pensantes sobre nuestro voto?

México siempre será un país de contrastes, donde payasos pueden pretender llegar al poder y ciudadanos no pueden llegar a serlo por ser tachados de payasos. Donde partidos pueden llegar a la puerta de ídolos, para colocarlos en un lugar que desconocen completamente, pero no pueden proponer a Don Gonzalo, el del puesto de la esquina, por su poca experiencia política. Donde nosotros, como sociedad, seguimos gritando, quejándonos, y llorando por las calles en marchas sin sentido, cuando somos nosotros, como sociedad, los que nunca, jamás, hacemos nada porqué ellos no lleguen hasta donde están.

Somos un país de contrastes, porqué simplemente compartimos un territorio, pero vivimos en universos paralelos tan estúpidos como nuestra política y nuestra conciencia social.

Hasta la próxima.

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«La ambición jamás se detiene, ni siquiera en la cima de la grandeza.»

Napoleón I (1769-1821)
Emperador francés.

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