Por DENEB ZARZAMALA Y CLAUDIO CONTRERAS (México Desconocido)
Llegamos por la Bahía Tiburonera, también conocida como Bahía de los Pescadores. Debido al abochornante calor, lo primero que hicimos fue ir a la Playa de las Iguanas, cuyo nombre recibe no sin razón, pues cuando nos acercamos pudimos contemplar a tres ejemplares tomando el sol a pocos metros de nosotros. La playa de apenas 40 metros de largo nos sirvió para ahuyentar el calor y observar a los pelícanos cafés pescar con sus características caídas en picada.
Monógamos y celosos
Más tarde nos movimos a un lugar que es conocido como el Faro, desde donde se puede ver —si las condiciones meteorológicas lo permiten— la costa de Nayarit por un lado y las Islas Marías por el otro, dado que Isla Isabel queda a medio camino entre ambos puntos. A lo largo del camino quedamos sosegados por los gritos de los numerosos pájaros bobo que anidan en esta parte de la isla. Hay aproximadamente 3,000 bobos de patas azules, conocidos principalmente por su simpatía, sus graciosos aterrizajes y el sorprendente color azul de sus patas. Una de las razones por las que resultan curiosos es la singularidad que rodea al cortejo: los pájaros bobo realizan un ritual basado en una serie de danzas donde exponen sus patas color turquesa mientras apuntan el pico al cielo, extienden y rotan sus alas y levantan la cola, al tiempo que emiten una serie de silbidos y graznidos. Las hembras reparan especialmente en la intensidad de color que tienen las patas de los machos, pues en ese detalle se basan para conocer su edad y la productividad de su pesca; curiosamente, esto puede cambiar de un día al otro, mostrando unas patas oscuras en un mal día y unas claras e intensas cuando mejora su alimentación. Una vez que el cortejo termina y que ambos se han aceptado, los bobo han elegido a la pareja con la que pasarán el resto de su vida; a pesar de su monogamia, ambos acostumbran cometer infidelidades, por lo que se vigilan mucho entre ellos (¡Oh sí!, tal parece que estas aves son extremadamente celosas).
Estrategias reproductivas
Durante el tiempo que convivimos en ese lugar, pudimos observar que varios bobos llevaban una argolla con un número en la pata. El guía nos explicó que Isla Isabel es una reserva en la que gracias a la confianza que las aves tienen de los humanos, se pueden estudiar varios aspectos de ellas, como son su estrategia reproductiva, los conflictos que tienen entre ellos y la cooperación entre parientes, entre otras.
Foto: Claudio Contreras KoobCráteres y patas rojas
Al día siguiente, después de un ligero desayuno, nos dirigimos hacia el este, a otra playa llamada Las Monas. El camino, a pesar de no ser extremadamente largo (la isla mide únicamente 84 hectáreas, 2 kilómetros de largo y 800 metros de ancho) resultó ser complicado, pues la vegetación por momentos es cerrada; consiste únicamente de dos especies de árboles: el roache de entre 2 y 9 metros y la tomeca o papelillo de entre 2 y 5 metros. Antes, había variedad de árboles frutales, mas estos fueron eliminados junto con las ratas y los gatos entre los años de 1995 a 1998.
Con una edad de 3.5 millones de años, (Isla Isabel) es un paraíso para los estudiosos y los amantes de las aves.
En el trayecto pudimos visitar los cráteres que quedaron como testigos mudos del nacimiento de la isla. Nos explicaron que la Isla Isabel surgió hace 3.5 millones de años como resultado de nueve cráteres volcánicos que con el paso del tiempo se han ido desgastando, por lo que únicamente queda uno cuya apariencia no ha sido alterada y en cuyo interior conserva un pequeño lago de aguas 68% más saladas que las del mar debido a la aislación que ha tenido con este.
Una vez en Las Monas, no perdimos oportunidad de refrescarnos en el agua. Ahí hay dos promontorios de roca que han quedado como atractivos isleos de 20 y 30 m. Si acaso te toca buena suerte, desde este punto se pueden ver pasar a las ballenas jorobadasdurante su migración entre los meses de noviembre a marzo y de vez en cuando, delfines saltando entre las olas.
Foto: Claudio Contreras KoobDejamos atrás la isla esa misma tarde, con la despedida de un grupo de pelícanos que se alejaban a pescar en la misma dirección que nosotros.
Fuente: México Desconocido.

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