Universidad Veracruzana: ¿Quién más te falta Javier Duarte de Ochoa?

Por Edel López Olán

Hablar de política en México es prácticamente un ejercicio de ficción. Unos pocos se enriquecen a manos llenas en un país donde el estado de derecho y la justicia son solo personajes de la misma novela, mientras que otros desafortunadamente vemos solamente el entre líneas de esa fatídica historia.

Visualizar 2 mil millones de pesos es casi imposible. Ignorantes probablemente de muchas situaciones sociales en el estado, de inmediato etiquetaríamos ese dinero para causas justas tan importantes y prioritarias, que probablemente, no nos alcanzaría.

Maestros, pensionados, cañeros, constructores, prestadores de servicios y demás, encabezan la lista de deuda de un gobierno que ve en su fin de mandato una avalancha de quejas que lo azotan todos los días sin piedad alguna. Tales deudas, probablemente, le quitarían el sueño a cualquiera que tenga un poco de conciencia civil y política; pero no a Javier Duarte, que con voz en cuello y mueca de lado siempre dice: “Aquí no pasa nada” en la más estúpida y demagógica actitud priista.

Las administraciones estatales han cobijado desde hace muchos años políticas de corrupción en todo el estado. La “tranza”, como todos le conocemos, se encuentra a la orden del día en  territorio veracruzano, donde el signo de pesos palidece al ver las cantidades estratosfericas que hoy debe el gobierno Duartista. Todos los días existe una persona que reclama el pago de sus dividendos a un gobierno que trata de subsanar sus deudas, como en antaño, con firmas en papeles tan ligeros como su palabra.

El pasado 5 de enero, la rectora de la Universidad Veracruzana, Sara Ladrón de Guevara, colocó sobre la mesa algo que probablemente muy pocos veíamos como una realidad: Una denuncia penal contra el gobierno del estado por la deuda de 2 mil millones de pesos derivados de la falta de entrega de recursos federales y estatales a la máxima casa de estudios de Veracruz.

La noticia detuvo por un momento la maquinaria Duartista, que de inmediato, como un gato bocarriba saco cuentas extrañas en una evidente y sin sentido técnica de defensa que solamente los deja más en ridículo. SEFIPLAN trata de solucionar de forma fehaciente algo que probablemente ellos tampoco veían venir. La cantidad de 2 mil millones de pesos se antoja tan inverosímil que aun no se entiende como un gobierno en su afán de mantener una relación sana con sus instituciones, permite una debacle económica de uno de los pilares estructurales del Estado. La proyección, el crecimiento, desarrollo sustentable, las artes, la mano de obra de casi todo el gobierno del estado ha salido de esas filas, entonces ¿Por qué atentar contra la Universidad Veracruzana?, atentar contra ella, no es un golpe a Sara Ladrón de Guevara, es atentar contra todo Veracruz en el sentido práctico de su futuro.

Pero… ¿A dónde se encuentran 2 mil millones de pesos? ¿Qué destino tuvieron? ¿Qué cuentas deben entregarnos?

Y es que por más increíble que parezca, hablar de tal cantidad de dinero habla precisamente de un gobierno faltista en todos los sentidos. La extenuante y radical posición de ignorar las problemáticas del estado ha sepultado un gobierno que nunca fue para adelante como paradójicamente su eslogan de campaña gritaba a los cuatro vientos, sino que tal parece, como los cangrejos, siempre ha ido de lado tratando de evitar los golpes deparados de tales circunstancias.

México siempre se ha caracterizado por ser el país del “No pasa nada”, y así, al parecer, el “Dr.” Javier Duarte de Ochoa decidió ignorar para poner punto final a una problemática con la Máxima Casa de Estudios, donde, obviamente, su demagogia ya no tiene el eco político de antes y hoy su presencia es non grata, como creo, hasta en su mismo partido ya sucede.

Pero…

¿Quiénes son también los culpables de esta debacle administrativa?

Sería necesario, en el pleno ejercicio de una investigación a fondo, dar con los corresponsables de esta situación que hoy preocupa a más de uno en las oficinas de Rectoría. Es necesario llamar a cuentas a ex rectores de la Universidad como Víctor Arredondo o Raúl Arías Lovillo que si bien no pueden ser culpables, pueden dar un viso de a dónde y porqué ese dinero nunca se exigió de manera categórica como hoy lo hace la rectora, haciéndolos no solo resposables de los hechos sino cómplices de uno de los mayores fraudes en la historia de la educación superior, o como dicen, «Tanto peca el que mata la vaca, como el qué le agarra la pata»

El Universitario exige justicia por una deuda que hoy empobrece más de un proyecto en la Universidad Veracruzana, y así también, exige la caída de todos los responsables, sean quienes sean de una de las peores crisis financieras de la casa de estudios. El peor panorama, como lo dijo la rectora, es que la educación en Veracruz solamente recaiga en quién pueda pagarla y no quien deba hacerlo, siendo, en el peor de lo casos, una ambigüedad en los tiempos que vivimos, ya que muy pocos pueden costear una carrera universitaria con la situación económica mundial y nacional.

La deuda con la Universidad Veracruzana pone la cereza en el pastel a una administración que pide a gritos terminarse, donde desafortunadamente las promesas de cambio y de un nuevo PRI, se vieron manchadas por tropelías de alta esfera. Al parecer el PRI aún no acaba de dimensionar que probablemente pierda la elección a gobernador en castigo a un pueblo que está harto de muchas promesas y pocos compromisos, llámense como se llame el candidato en turno.

Hoy, todos los universitarios nos unimos a maestros, pensionados, cañeros, empresarios, policías, viudas, constructores y demás personas en un solo grito que parecía no iba a alcanzarnos, en un impresionante palmo de narices que hoy nos coloca del otro lado de la crítica y el infortunio.

Si señor gobernador de Veracruz,  hoy, todos los veracruzanos pedimos; ¡No! ¡exigimos que las cuentas sean pagadas! por lo menos, en el único lugar que probablemente se paguen: En los tribunales.

Hoy, usted, ha terminado de perder al estado pasando a la historia como el peor gobernador de Veracruz; y no por las deudas, sino por su falta de compromiso con una palabra que el pueblo coloco en su mano.

Los Universitarios exigimos y hacemos un frente común con nuestra rectora cayendo rápidamente a ese vaso, como esa gota  de agua que se está derramando de una novela Kafkiana llamada Veracruz

¿Quién más le falta señor Javier Duarte de Ochoa?….

Hasta la próxima.