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Ni bueno, ni malo. Eso sí, sin esperanza.

Por Edel López Olán

En México, la política siempre ha sido baratera y mordaz. Los políticos corruptos de ayer, hoy, se convierten en los redentores de una realidad de la que son directa o indirectamente responsables. Sin embargo, como buenos embaucadores de una sociedad ávida de resultados, los políticos velan armas ocupando a personas que se vuelca a las calles para vitorear nombres que ni siquiera conocen, asegurando (de forma increíble) que llevarán al estado a un mejor puerto del que se encuentra. Las personas inmersas en las campañas políticas, deberían conocer que el ser “buenas personas” con “buenas intenciones” ya no es un argumento fiable. Y es que la excelencia como persona dista mucho de ser un ejecutor político. Si no tienes la convicción social de establecer dentro de tu plan de trabajo acciones inmediatas para salvar, por lo menos, de la sequía de resultados a la sociedad, distas mucho de ser el elegido para tal causa.

Veracruz, si, ese rinconcito donde hacen su nido las olas del mar, se ha convertido en el rinconcito de corrupción y despojo donde muchos hacen demasiado para llevarlo a la ruina, y pocos, observan desde sus trincheras la forma en cómo la realidad pasa de largo frente a sus ojos de forma tan violenta, que es preferible olvidarla. Y es que la administración Duartista ha servido para poco en un estado que requiere resultados y lo único que ha recibido son palmos de narices de un gobernador tan corrupto como su predecesor. Javier Duarte de Ochoa pasará a la historia como el peor gobernador del estado, por sus desplantes infantiles y su demagogia barata, en un huracán de ideas que lentamente le cobraron una factura en el gusto del público y la misma comunidad política en su entorno.

Frutsis, Gansitos, periodistas desaparecidos, jóvenes desaparecidos al por mayor, corrupción, desempleo, deuda, son algunos de los factores que inciden ya en la sociedad veracruzana, y que hoy, en el despertar de las campañas políticas, es lo que menos importa, ya que las campañas (como siempre) se han convertido en una avalancha de guerra sucia digna de cualquier pleito de patio.

Pero como siempre, en un país tan extraño como paradójico, el pastel estará distribuido entre tres partidos políticos, tres ideales que hoy nos dan a la tarea de pensar seriamente: ¿Qué es lo que más le conviene a Veracruz?

El negocio familiar de los Yunes crece y crece de manera exponencial. Levantas una piedra y existen uno o dos Yunes contendiendo por algún puesto público donde obviamente, la gubernatura del estado, no podía ser la excepción.

Por otro lado, tenemos al candidato de MORENA, un apadrinado de Andrés Manuel López Obrador, que como buen peje amigo, persona que no está con él, se encuentra en su contra, en una paranoia que al parecer el líder del partido les ha contagiado a todos sus candidatos y seguidores.

Y es que las riendas del estado no serán nada fáciles de sortear. Cualquiera de los tres candidatos tendrá de subida una gestión efectiva para que en dos años (solo ellos se creen que solucionaran todo en ese tiempo) se puedan establecer las bases de una transición en paz y duradera que necesita la sociedad Veracruzana.

Héctor Yunes, candidato tricolor y el apestado durante mucho tiempo por su mismo partido, ha pasado por el Senado sin pena ni gloria, siendo uno los Senadores con el mayor número de faltas en las sesiones plenarias, haciéndonos dudar por lo tanto, que su conocimiento al menos en el sentido de la educación y la civilidad sean los acordes a un hombre que contiende por la gubernatura de un estado. El enorme peso político que implica pertenecer al tricolor, se encuentra cobrando factura a una campaña que de esperanzadora no tiene nada. Debemos recordarle (No lo creo, pero inténtenoslo) que el señor trabajo cerca de otro non grato en el estado: Fidel Herrera Beltran, pesando de forma negativa en un PRI que hoy es más odiado que nunca y más temeroso que siempre. Héctor Yunes debe luchar contra una demagogìa sin sentido, donde apodarse «El Bueno» lo hace blanco de la principal interrogante de todos: ¿Proviene del PRI?¿Será bueno?.

Miguel Angel Yunes no está tan lejos de una sombra gris de corrupción y malos tratos. Más allá de un eslogan demasiado barato y “esperanzador”, Miguel Ángel Yunes repunta como el único dará batalla al dinosaurio rojo del priismo veracruzano. Sin embargo, es deber de todo ciudadano recordar que el otrora director del ISSSTE (Que por cierto dejo con una deuda considerable) se encontró envuelto en presuntas acusaciones por pederastia y enriquecimiento ilícito del erario, en un verdadero atolladero político del cual, probablemente, salga avante por la poca memoria que tenemos como ciudadanos.

Y es que los Yunes son unas joyitas que pocas veces logran verse juntos en el mismo aparador. La vida de estos políticos veracruzanos ha colmado de muchas dudas a las personas que estamos lejos de las filas partidistas, donde nuestra visión de un Veracruz con futuro y una gubernatura sin sorpresas no es tan alentadora como ellos piensan. La vida que gira alrededor de los Yunes no podrá ser menos ni más positiva de lo que Javier Duarte tiene entre sus manos. Un priista. Un expriista. Ambos colaboradores directos de personajes tan “entrañables” como Carlos Salinas y Fidel Herrera no pueden ser de fiar. Hector, por su parte, apoyo la famosa bursatilización de la cual, hasta el momento, los resultados han sido nulos; y Miguel Angel se encuentra debatiéndose aun entre la credibilidad y la moral.

¿Por qué Yunes votaría usted?, Porque al parecer ninguno es ni bueno ni malo, son los peores.

Por otro lado, tenemos al flamante candidato de MORENA, Cuitláhuac García un hombre que probablemente pueda dar la campanada en la carrera por la gubernatura. Su triunfo en un municipio tan complicado como Xalapa lo ha colocado en una posición de ventaja. Sin embargo, sería conveniente recordarle al señor Cuitláhuac García que los aires mesiánicos de Andrés Manuel son los mismos que lo han convertido en una caricatura de político más que en un hombre de política en sí. El arrastrar un auto por un camino de terracería y postearlo en las redes sociales como un hombre comprometido con el pueblo, es equiparable a los mismos actos que cometió el “Pato” Zambrano en Monterrey: ¡Simple teatro! Deberíamos recordarle al candidato de MORENA, que los veracruzanos estamos un poco hartos de las demagogias y teatros vulgares. Las ideas establecidas en el tintero son las únicas que hablaran en una campaña que hasta el momento, es lo más parecido a la campaña presidencial de AMLO: Una simple vacilada.

Pero alrededor dentro de todo este huracán de ideas, conceptos, discursos, camisetas, despensas y demás, no debemos olvidar el más importante y sin lugar a dudas, determinante miembro de esta fórmula: Los veracruzanos.

Desafortunadamente, como siempre, los veracruzanos estamos inmersos en una guerra eterna entre lo que se debe hacer y lo que se hace a medias. Si. Es importante luchar por las ideas de cada bando, pero es más importante saber determinadamente por quién emitir un voto, que, a la larga, será crucial para nuestro entorno.

Hoy nos encontramos cada vez más cerca de crear una conciencia política más allá de las ideas de un partido.

Hoy tenemos la responsabilidad de hurgar en nuestras conciencias y darnos cuenta que ninguno de los candidatos que se encuentran frente a nosotros son lo suficientemente capaces para enderezar este barco.

Estamos en el momento ideal de emitir un voto con conciencia y si es necesario anular el voto a manera que ellos se den cuenta de la verdadera voluntad del pueblo, pero, es también muy triste darse cuenta que esa realidad está muy lejos de nosotros.

Es obvio que alguno debe ganar y es ahí donde nuestra responsabilidad como ciudadanos comienza. Es importante salir a votar, pero es aún más importante exigir los resultados que nos pertenecen y que nosotros como veracruzanos merecemos.

Nuestro estado es uno de los más bellos e importantes del país. Es un estado que muchos países (según la historia y leyendas urbanas) anhelan como parte de su territorio, entonces, hoy, debemos comprometernos con nuestra historia, recordando todos y cada uno de los veracruzanos que para donde quiera que volteemos, estamos sin esperanza, no por pesimismo, sino porque simplemente nuestro crisol político es más oscuro que la noche triste.

Ocupemos por primera vez nuestro voto de forma inteligente, es lo único que debemos hacer: Votar con conciencia de que la historia nos sigue juzgando.

Hasta la próxima.

 

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«La ambición jamás se detiene, ni siquiera en la cima de la grandeza.»

Napoleón I (1769-1821)
Emperador francés.

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