
Madre, desde la lejanía de tu gloria
me llegan con frecuencia bendiciones,
e infantiles fragmentos de oraciones
que suavizan la piel de la memoria.
Tu espíritu es un ave migratoria
que abandona las plácidas regiones,
para cubrir de aladas protecciones
al hijo, que tropieza con su historia.
Así, como hace tiempos, de pequeño
con mis lamentos perturbé tu sueño
y lo sacrificaste todo por mi suerte;
igual que cuando al mundo me trajiste:
¡bésame tiernamente si estoy triste
y arrúllame en la hora de la muerte!.
En Permanencias Voluntarias nos encontramos felices de celebrar a todas esas mujeres que hoy por hoy se visten de gala en una fiesta que debe ser eterna.
De parte de todo el equipo de este su blog les deseamos

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