Liam Neeson es uno de los actores favoritos de Hollywood. Serio, Osco, completamente inexpresivo, Neeson exploró la parte «violenta» de él en la película Taken, donde, en base a un argumento plausible y su enorme capacidad histriónica convirtió la cinta en un clásico inmediato. Ahora, Neeson se ha convertido en una especie de Rambo metódico con grandes posibilidades de verlo por mucho tiempo más.

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