Texto original por Viridiana Miron (México Desconocido)

Quienes vivimos en la Ciudad de México estamos acostumbrados a pasar al menos dos horas de nuestro día –si bien nos va- montados arriba de algún tipo de transporte (llámenle auto, metro, metrobús, tren ligero… o teleférico) y pocas veces tenemos la oportunidad de recorrer nuestra ciudad de una manera diferente y que nos permita disfrutar de sus calles y o descubrir sus rincones secretos.

El fin de semana pasado me desperté con todo el ánimo de dar un paseo por la ciudad, así que fui a la estación de Ecobicimás cercana a mi hogar y tomé dirección rumbo a la colonia Polanco. Y así empezó la aventura.

Primera parada: Museo Rufino Tamayo

Cicloestación más cercana: 194

Después de pedalear por más de 20 minutos desde la colonia Escandón, llegué finalmente a Avenida Reforma y no perdí la oportunidad de dar un paseo por el Museo Tamayo. Dejé la bicicleta en la estación que se encuentra en la esquina de Reforma y la Calzada Mahatma Gandhi y de ahí seguí mi camino a pie. Me sorprendió que justo a fuera de este museo hay food trucks o camiones de comida ofreciendo algunos antojitos que no esperaba encontrar.

Caminé un poco por las fuentes y jardines que rodean a este recinto inspirado en la arquitectura prehispánica y después tomé camino hacia el Museo de Antropología e historia.

Viridiana MirónFoto: Viridiana Mirón

Segunda parada: Museo de Antropología

Cicloestación más cercana: 195

Mi parada en el Museo de Antropología e Historia no tuvo como fin –en esta ocasión- recorrer sus salas, sino más bien, tenía ganas de pasar a saludar al Dios Tláloc que custodia la entrada. También aproveché a la ocasión para ver a los famosos voladores de Papantla, mientas me comía una nieve de limón. Después de ver este ritual, tomé otra bici y me adentré a las calles de Polanco.

Viridiana MirónFoto: Viridiana Mirón

Tomé la ciclovía de la Calzada Mahatma Gandhi y aproveché para visitar la estatua dedicada este pensador y político indio. Después crucé por ese bosquecito encantador y salí a Rubén Darío. Más adelante di vuelta en la calle de Schiller y justo cuando cruza con Campos Elíseos me encontré con unaglorieta llena de árboles que parecen casi esculturas.

Viridiana MirónFoto: Viridiana Mirón

Viridiana MirónFoto: Viridiana Mirón

Seguí por Campos Elíseos, di vuelta en Arquímedes y giré a la izquierda en Emilio Castelar, donde llegué a mi tercer destino:el Parque Lincoln.

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Tercera parada: Parque Lincoln

Cicloestación más cercana: 233

El Parque Lincoln es uno de los más lindos de la ciudad y el favorito de muchas parejas con niños pequeños. Aquí pude ser testigo de cómo los más pequeñitos se divertían a lo grande con los barcos a control remoto que navegan en las fuentes del parque, mientras que otros mostraban sus caras de sorpresa cuando entraban al aviario.

Viridiana MirónFoto: Viridiana Mirón

Personalmente lo que más me gustó de este parque es que es un museo de arte al aire libre. Entre sus pasillos y jardines puedes encontrar esculturas que se mimetizan entre los árboles y que parecen contar su propia historia.

Viridiana MirónFoto: Viridiana Mirón

La caminata por este parque abrió por fin mi apetito, así que fui en busca de alimento.

Paréntesis: ¡vamos a comer!

Polanco es una de las zonas de la ciudad con más ofertas gastronómicas, así que en casi cualquiera de sus calles podrás encontrar dónde comer, sobre todo en la media luna que forma la calle de Virgilio entre Alejandro Dumas y Anatole France.

Aproveché para refrescarme con una cerveza y recargarme de energía con una hamburguesa, una buena opción para un domingo por la tarde.

Viridiana MirónFoto: Viridiana Mirón

Cuarta parada: Avenida Presidente Masaryk

Después de mi paréntesis culinario, caminé por la calle Julio Verne y justo en la esquina con Presidente Masaryk, tome una bicicleta (cicloestación 222) para seguir con mi recorrido. Aproveché para pedalear por esta avenida, una de las más exclusivas de la ciudad, y después me aventuré a pasear por sus calles.

Viridiana MirónFoto: Viridiana Mirón

Quinta parada: Parroquia de San Agustín y Parque América

Cicloestación más cercana: 216

Llegué a Avenida Horacio, ahí encontré el Parque América, una pequeña glorieta donde puedes tomar un descanso. Justo en frente está la Parroquia de San Agustín, uno de los puntos más emblemáticos de la colonia y que vale la pena conocer.

Viridiana MirónFoto: Viridiana Mirón

Sexta y última parada: Museo Soumaya

Cicloestación más cercana: 197

Ya encarrerada, decidí terminar mi ruta ciclista en el Museo Soumaya, uno de los lugares más icónicos de la zona y que sin duda vale la pena visitar, por dentro y por fuera. Y es que este edificio que parece un “trapezoide en movimiento” es toda una obra de arte, sobre todo por su moderna fachada con más de 16 mil hexágonos  de aluminio brillante que contrasta a la perfección con el cielo azul y el rojo vivo de las flores que lo rodean.

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Viridiana MirónFoto: Viridiana Mirón

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La frase de la semana

«La ambición jamás se detiene, ni siquiera en la cima de la grandeza.»

Napoleón I (1769-1821)
Emperador francés.

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