Las posesiones demoniacas siempre han sido una buena forma de expresión en el cine de terror. Desde El Exorcista (Warner, 1973) la posesión se ha convertido en un hito interesante y de muchas proporciones, que en ocasiones, han mantenido al espectador en medio de esa línea entre lo real y lo sobrenatural. The possesion experiment (Digital underdome, 2016), es un interesante experimento donde las nuevas tecnologías vuelven a cobrar fuerza como un complice interesante. Brandon Jessen, estudiante universitario, se encuentra decidido a investigar los hechos de una posesión satánica y colocarlos on line en un experimento «entretenido» donde develará las razones y porqués del evento y así salir del debate que existe entre la ficción y los datos.

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