
Por Edel López Olán
La llegada de otro personaje desdeñable para la política veracruzana se traduce como una interesante estrategia que puede ser un revés a las pretensiones de justicia de Miguel Ángel Yunes Linares:
1. Probablemente el mañoso Fidel Herrera se encuentra seguro de la falta de evidencias y enfrentará su «proceso» con la espada desenvainada en un teatro político que mantendrá entretenidos a todos, alejados de lo realmente importante: La justicia.
El aprender a los involucrados pasará a segundo término en una dinámica que Herrera aún controla en todo el estado (hay personas sonriendo por la llegada del ex gobernador) en un interesante choque de fuerzas de dos aliados de antaño en un choque personal sui generis.
2. La llegada de Herrera, probablemente sea una forma de desenmascarar la parafernalia de Yunes ante un proceso que mucho se vocifera y poco se ejecuta, en un acto propio de un expriista de vena.
3. Su eterna militancia priista seguramente vendrá como un revulsivo a la desbandada roja que a últimos meses provocó el deplorable intento de gobierno de Javier Duarte. Hoy más que nunca, los priistas veracruzanos necesitan una figura de autoridad que obviamente se ve impuesta con la llegada del oriundo de Nopaltepec.
Sea como sea, la llegada de Herrera a México mantiene las luces encendidas en un estado que aun sigue en ruinas, donde, los cambios prometidos no podrán ejecutarse con un hombre políticamente mañoso y ruin como lo es el ex gobernador.
Si quería demostrar, es el momento de realizarlo señor Miguel Ángel Yunes, sino, que el pueblo de Veracruz y la nación se lo demande.
¡Vamos a ver de qué cuero salen más correas!

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