Letras, trabajo y muerte: Un periodista en México.
Por Edel López Olán.
Hablar con la verdad siempre será incómodo. En ocasiones las personas delante de nosotros no están preparados para recibir la información, generando, obviamente, un molestia generalizada.
La labor del periodista, en todos los países, es indagar hasta el más recóndito rincón, encontrar una verdad relativa que se convierte, según las situaciones, en una verdad a manos llenas que coloca situaciones en la opinión pública para juicio de todos, en un ejercicio de evaluación sano para cualquier región o país.
En México, ejercer la labor de periodista es prácticamente colocarse una diana en la espalda. Independientemente de la realidad de cada ejecución, eliminar a un periodista no solo mata el recuerdo de una persona, elimina lo más importante que tenemos en este país: La libertad de ejercer nuestra profesión.
Matar un periodista no mata la verdad. Matar a un periodista es solamente un ejercicio estéril de querer tapar el sol con un dedo, una forma de querer mantener a raya una realidad que apabulla lentamente a nuestra sociedad, nuestro entorno, pero que no la elimina de tajo.
Así, como la violencia en México es una Hydra que crece sin piedad, así, por cada uno que matan, aparecen más en la búsqueda de la verdad que tanto nos hace falta a los mexicanos.
Cada uno de los asesinatos a periodistas tiene una historia detrás de él y del gobierno depende que estás historia terminen de una vez por todas.
Desde Permanencias Voluntarias lanzamos nuestra más enérgica protesta por un asesinato más; un asesinato que nos lacera a todos; un asesinato que lentamente nos aleja del país que todos merecemos: un país de paz.
¡Ni un periodista menos!
Hasta la próxima.


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