Pero esta subasta tiene una historia detrás que se relaciona directamente con la comercialización de la Luna (y todo lo que haya podido haber estado en ella).
En 2015, el Gobierno de los Estados Unidos vendió «accidentalmente» la bolsa a Nancy Lee Carlson, una abogada de Chicago. Cuando la administración estadounidense se dio cuenta de su error, quisieron recuperar el bolso mediante vías legales, pero perdieron el caso en 2016 y hoy Carlson tiene varios millones de dólares gracias a la subasta del día de hoy.
La pregunta es la siguiente: ¿por qué un bolso, que estuvo en la Luna y que contuvo material del cuerpo celeste, tiene tanto valor?
De acuerdo con el Tratado del Espacio Exterior de 1967 (administrado por la Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior y suscrito, entre otros países, por Estados Unidos), el espacio está libre de toda soberanía nacional y pretensiones privadas.
Por lo tanto, ese bolso, por el que algunos se peleaban y por el que Lee Carlson obtuvo 1.8 millones de dólares, ha hecho reflexionar sobre la regulación que hizo la ONU sobre el espacio exterior en 1967.
En 1979, se firmó el Acuerdo Lunar (el cual no fue suscrito por EU ni por otros países que tienen programas espaciales), en el que se especifica que los recursos lunares son patrimonio común de la humanidad.
En sentido estricto, la bolsa no es un recurso lunar y puede ser comercializado sin ninguna restricción. Pero su valor es tal porque estuvo en la Luna y porque es parte de un hecho histórico como el del alunizaje del primer ser humano. Si no fuera por esos factores, no tendría relevancia. Es en este punto donde la discusión no tiene punto de regreso y se transforma en un caos. ¿Qué es patrimonio común y qué no? ¿Hasta dónde se puede llegar en estos asuntos que superan los dominios del planeta Tierra?
Algunos países, como Estados Unidos y Luxemburgo, han apoyado legislaciones para proteger la propiedad legal de los recursos que las empresas y dependencias públicas puedan obtener en el espacio.
Tan solo por mencionar un ejemplo de la comercialización de los recursos lunares, por lo menos cinco países planean misiones de exploración de territorio lunar, y China planea la posibilidad de extraer helio 3, un isótopo no radioactivo para combustible nuclear que es raro en la Tierra, pero abunda en la corteza lunar.
Algunos países están suscritos en acuerdos que dejan claro que los recursos lunares son propiedad común de todos los seremos humanos; sin embargo, otros estudian cosas totalmente distintas, incluso al punto de pensar en extraer helio y otros componentes. El consenso parece lejano. Y la bolsa de 1.8 millones de dólares es la prueba de ello.

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