¡NO SEÑOR PRESIDENTE!

No es «bullying». Todos, absolutamente todos los ciudadanos (los reales, no los que sus estadísticas inventan) estamos hasta la madre de los feminicidios, la violencia, los secuestros, las ejecuciones, las desapariciones forzadas, la impunidad a gobernadores en funciones y prófugos. Estamos hasta la madre de tanta porquería que sale en cada uno de los desastres naturales que impactan al país, de su casa blanca, de las empresas fantasmas; estamos hasta la madre de qué usted vive en un país y nosotros en otro.
Cuando tenga la necesidad lastimera de decir que como sociedad les hacemos «bullying» mejor, como un ejercicio de consciencia ausente que tienen en el poder, baje al México real, al México que todos los días padece la indiferencia de las instituciones, que vive en muchas ocasiones la extorsión y rapiña de los mismos cuerpos policiacos.

No señor presidente, no es bullying; es un pueblo que pide resultados que brillan por su ausencia, y que hoy se traducen en la futura perdida de la fe en la columna vertebral de un país: Sus instituciones.

Sí respeta usted un poco el país, sí respeta usted un poco a los verdaderos funcionarios y policías que trabajan de forma cabal por el país y que son arrastrados con esta asquerosa mancha de corrupción, sí usted respeta un poco a todas las víctimas, deje de decir idioteces y ponga orden en lo que debe ponerlo, caiga quien caiga.

México es un país que necesita a las instituciones y no las necesita quejándose por algo que todos, desde arriba han provocado.

¡Pónganse a trabajar y dejen de decir estupideces!

Hasta la próxima.