
Es el momento de la verdad. Cada seis años todo se convierte en una tormenta de desatinos, desacreditaciones, y parafernalias desde que comienzan hasta que terminan (si es qué terminan) las campañas presidenciales; dichas actividades se han agudizado por el uso del internet como la mejor vía de tan ruin actividad y por la misma vía, se han utilizado las mismas redes de comunicación para colocar ideas a medias de lo que plantean para el México del futuro; las propuestas (que casi siempre son las mismas) se quedan de lado en un terrible y inadaptado ejercicio que conlleva a un ambiente de incertidumbre tan álgido que preocupa hasta el más optimista.
El domingo 22 de abril se realizará el primer debate formal entre los candidatos presidenciales. Cómo tal, los involucrados velan armas de forma silente hasta qué, desde la soledad del expositor, coloquen sobre la mesa sus propuestas, su visión de progreso de país, y sobre todo, algo que desafortunadamente ninguno ha dicho: ¿Cómo llegarán a lograrlo?
El INE, socavado en su credibilidad gracias a las pifias del TEPJF, tiene la responsabilidad de darnos a los ciudadanos esa certeza de orden que se necesita para mantener un ambiente de cordialidad entre los candidatos. El órgano rector aún tiene una difícil labor de cara al 2 de julio, donde, dependiendo de muchos factores, puede salir bien o mal librado de la elección más importante de los últimos años.
Cómo ciudadanos es importante que participemos en el ejercicio que se llevará a cabo el domingo. La responsabilidad que implica conocer a fondo las propuestas de otros candidatos más allá de la filiación partidista de cada persona, es fundamental para establecer la pluralidad y libre pensamiento como el esquema que nos hará votar el próximo 2 de julio.
Debatir no es ganar sobre las ideas del otro. Debatir es exponer tus ideas, plantearlas de forma precisa, manteniendo una línea de respeto entre los contendientes, algo qué, insisto, será el primer ejercicio real de política mexicana en esta descolorida y triste campaña presidencial del 2018.
Este es el mejor momento; es el mejor momento de conocer realmente (si es que se comportan) a todos los candidatos a la presidencia de México, qué, después de este debate, nosotros estamos en el mejor momento de exigir respuestas según los temas debatidos y un mejor panorama sobre los conceptos preestablecidos, esa es nuestra obligación con nuestro futuro, nuestro país y nuestra sociedad.
Y si no es así, que el pueblo y la nación nos lo demande.
Hasta la próxima.

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