Brasil se encuentra en alerta máxima pues la selva del Amazonas se encuentra en grave peligro por un incendio forestal que asola la zona desde hace una semana.
71 mil focos de incendio fueron controlados desde enero a la fecha, sin embargo, el gran número de incendios han sobre pasado a los equipos de salvamento de la región carioca.
Una de las principales preguntas es como la organización no gubernamental Instituto de Pesquisa Ambiental de la Amazonía (Ipam), informó en un comunicado que el aumento de los incendios y el crecimiento de los focos de fuego se asocia a «la deforestación promovida por hacendados» y no por la sequía.
«El número de focos de calor registrado en la Amazonía ya es en un 60% superior al de los últimos tres años y ese pico tiene relación con la deforestación y no con una sequía más fuerte como podría suponerse», denunció la organización.
Fiel a su polémico estilo, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, insinuó este miércoles que organizaciones no gubernamentales (ONG) pueden estar detrás de los incendios.
«Puede haber, sí, y no estoy afirmando, una acción criminal de esos ‘oenegeros‘ para llamar la atención contra mi persona, contra el Gobierno de Brasil, y esa es la guerra que nosotros enfrentamos», declaró a periodistas. Las agresivas políticas de Bolsonaro para permitir la explotación comercial del Amazonas han levantado polémicas.Además, el presidente brasileño citó que su Gobierno ha «cortado el dinero público que iba para las ONG» que operan en la región amazónica, con proyectos «supuestamente» volcados al cuidado del ecosistema.
«De esa forma, ese personal está sintiendo la falta de dinero», agregó el gobernante de ultraderecha, quien apuntó que ahora la tarea de las autoridades es determinar si los incendios en el mayor pulmón del planeta han sido provocados.
«El crimen existe. Ahora, tenemos que hacer lo posible para que ese crimen no aumente» y establecer las responsabilidades «si es que las hubiera», indicó Bolsonaro, quien insistió en que las ONG que operan en la Amazonía «representan intereses ajenos» a Brasil.
Por otro lado, Ricardo Salles, ministro del Medio Ambiente, señaló en redes sociales que «El clima seco, el viento y el calor hicieron que los incendios aumentaran considerablemente en todo el país».
El aumento de tala de árboles en el pulmón verde del planeta ha llevado a Noruega y Alemania a suspender partidas destinadas al Fondo Amazonía, dedicado a la protección ambiental en Brasil y del que ambos países son los principales patrocinadores.
Tras las críticas recibidas, Bolsonaro insistió en defender la «soberanía» de Brasil sobre la Amazonía, mandó a la canciller Ángela Merkel a usar los fondos para «reforestar Alemania» y reprochó a Noruega por «matar ballenas» y «extraer petróleo del Polo Norte».
Desde que llegó al poder, el pasado 1 de enero, Bolsonaro ha propuesto un giro radical en política medioambiental, que pasa por la defensa de la explotación de la selva tropical, la legalización de la minería en las reservas indígenas y la reducción de la fiscalización en áreas protegidas.

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