por Edel López Olán (Permanencias Voluntarias)
Lo bueno
El despertar

Nos parezca o no la forma en cómo se dieron los acontecimientos; los hechos del 16 de agosto del 2019 despertaron algo que se encontraba dormido en los corazones del país. La enorme ola de mujeres que exigían justicia avanzaba por las calles de una Ciudad de México indolente, gritando, de forma altisonante, qué ya están hartas de tanto atropello.
Miles de mujeres salieron a las calles a reclamar algo que ni siquiera debe ser un tema a discusión: Su seguridad, y es que los hechos registrados en las últimas semanas en la ciudad despertaron la conciencia de millones de mujeres en el país, que, desde muchas perspectivas, ven como todos sus derechos son golpeados e ignorados ante una burocracia apabullante y sin control
Tan solo en junio de este año 79 mujeres fueron asesinadas en la Ciudad de México. Al día, mueren tres mujeres en el país y en los primeros seis meses del año, la cifra ya alcanzó 470 mujeres asesinadas (10 por día) de las cuales 111 fueron asesinadas con arma de fuego, 99 con arma blanca y 239 con otro tipo de artefactos. *
¿No parece motivo suficiente?

La destrucción de monumentos históricos como el Ángel de la Independencia detonaron de forma extraña el otro lado de la conciencia apagada nacionalista de la sociedad que hoy se debate entre lo correcto y lo incorrecto mientras las mujeres en el país siguen cayendo como moscas cada día, a cada hora.
Así, el despertar de la conciencia empieza a gestarse. Las voces calladas por miedo o dolor ya encontraron un eco fundamental en un músculo que, nos parezca o no, destruirá los monumentos que sean para restar números a una estadística que las ha superado por última vez.
Ahora solo queda esperar que este despertar siga encontrando voz en todos los niveles para que, desde ya, en México, la mujer sea vista con respeto y no solamente como un número más que infla el ego de una mente enferma.
Las mujeres despertaron en México y como las sufragistas de Emmeline Packhurst, debemos estar atentos a los cambios que miles de voces pueden lograr.
Esta historia continua y ellas, siguen luchando.
- Reporte del Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Lo malo:
0.0 % ¿vamos requetebién?

Cuando las cosas pueden salir mal, pueden salir mucho peor. El producto Interno Bruto (PIB) registró una baja en el segundo trimestre del año. 0.0% según las cifras del Instituto Nacional de Estadística e informática (INEGI). El PIB es un indicador que ayuda a medir el crecimiento de la producción de empresas de cada país dentro de su territorio. Refleja la competitividad de las empresas y es esencial en el estudio del avance de la competitividad de las empresas lo cual impacta directamente el consumidor.
Sin lanzar campanas al vuelo, el estar raspando la “recesión técnica” es algo positivo que podemos sacar de un nulo crecimiento y que solo está sustentado por el factor servicios y que, sin inversión privada y creación de fuentes de empleo, puede convertirse en un salvavidas que tenga muy poca vida de cara al tercer trimestre del año
El presidente advirtió que a él no le preocupa el crecimiento, que, con el combate a la corrupción y la austeridad, se podrán llegar a los objetivos establecidos por la administración, sin embargo, muchos analistas nacionales e internacionales como Gabriel Casillas, director de Análisis Económico de BANORTE, advierten que en México no se habían observado crecimientos negativos por dos trimestres consecutivos y que, con la contracción de la economía mundial, las predicciones para México pueden no ser tan prometedoras.
El país sigue avanzando a ojos cerrados y los cambios de régimen están golpeando al bolsillo del mexicano hasta que, de forma milagrosa, la administración cambie de tono sus acciones o simplemente, su “requetebién” se convertirá en el epitafio de la tumba de la nación.
Lo peor:
La violencia sigue y sigue y el gobierno se reúne con el crimen organizado.

20599 muertes de forma violenta han sucedido en México desde el mes de diciembre. La cifras exorbitantes de violencia en el país se han convertido en una de las más importantes en los últimos años, solo en junio la cifra llegó a 2560 muerte violentas.
La deconstrucción social ha llevado al país a un nuevo vórtice de violencia en la naciente administración de Andrés Manuel López Obrador, que, ante la falta de resultados, sigue culpando administraciones anteriores de una fallida Guardia Nacional y un nulo plan para erradicar la violencia en el país.
La Secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero, declaró hace una semana que las reuniones con algunos representantes del crimen organizado iban dando frutos, pues los grupos delincuenciales estaban interesados en dejar las armas pues “estaban hartos de tanta violencia”, en contraste hace unas semanas en Uruapan, Michoacán varios cuerpos fueron colgados de un puente, mientras otros más fueron regados por varias calles de la ciudad.
El gobierno federal camina sobre un hielo muy delgado, pues a pesar de que el presidente intentó arreglar la plana a su secretaria diciendo que la reunión había sido con autodefensas, las grabaciones en redes y otros medios dieron por sentado que siguen y siguen las contradicciones en una cuarta transformación que no entiende de estrategias y menos de políticas públicas.
Pactar con el crimen organizado podría ser una de las peores pifias del gobierno federal si pretende, en ese viaje de amor y paz en el que está desde el inicio de su administración, que grupos rivales que se juegan el trasiego de droga y otras actividades y que les dan millonarias ganancias, depongan las armas sin ningún tipo de convenio que los beneficie.
Hoy, la desafortunada violencia que impera en el país (no toda del crimen organizado) tiene sus bases en una desconstrucción social que proviene de la impunidad a cualquier delito que en algunas ocasiones está financiada por el dinero proveniente del crimen organizado, que hoy, ante la “buena fe” de las autoridades, podría legitimar (aún más) una violencia que crece y crece en un país tan surrealista como sus autoridades.
El tiempo nos dará la razón.
Hasta la próxima.

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