México: Tierra y libertad
El #rapidín por Edel López Olán “Sólo el arte penetra lo que el orgullo, la pasión, la inteligencia y la costumbre erigen por todas partes: las realidades aparentes de este mundo. Existe otra realidad, la verdadera, que perdemos de vista. Esa otra realidad siempre nos está enviando señales, que, sin arte, no podemos recibir.” – Samuel Bellow ¡Ahí vamos de nuevo!
#México es un país que tiene como prerrogativa encontrar cada semana un tema como pretexto perfecto para matarnos unos contra otros. Hoy, el motivo de dicho escarnio es una simple pintura. Si. Una pintura que refleja lo que muchos no quieren ver y pone en evidencia que el arte siempre ha sido arbitrario, hermoso, subversivo.
Pero vamos por partes.
En México Emiliano Zapata es uno de los caudillos más importantes de la historia. Su paso por la #RevoluciónMéxicana, su icónico garbo y las interesantes historias que se entretejen alrededor de él, son suficientes para que muchos movimientos en defensa de los campesinos, lo vean como el más importante símbolo de la lucha y la revolución de las ideas.
En el libro El álbum de Amada Díaz, el escritor Ricardo Orozco reveló que en los diarios de la hija de Porfirio Díaz se dejó constancia de la relación entre Ignacio de la Torre y Mier, yerno del expresidente Porfirio Díaz y Emiliano Zapata. Asimismo, la novela #Zapata, de Pedro Ángel Palou, insinúa también relaciones homosexuales, basados en los testimonios de Manuel Palafox, conocido como “El Ave Negra”, secretario personal de Zapata.
Si. Aunque a muchos les cueste trabajo aceptar la realidad, el general Zapata (como muchos hombres y mujeres que se encontraban en guerra) recurrieron a prácticas homosexuales para "sobrevivir" a las noches eternas de manto gris y frías escalas y eso no tiene nada de malo, porque si somos coherentes, Zapata no ha sido ni será el primer personaje que vive y esconde su homosexualidad hasta la tumba.