Los fuertes torrenciales apagaron los casi 7 metros de llamas en el incendio.
A pesar de ello, algunas zonas siguen encendidas y avanzando según las autoridades.
El sábado, se registraban en el país 75 focos de incendio frente a los 100 que había hace algunos días, según portavoces de los servicios de bomberos de Nueva Gales del sur, el más afectado por las llamas.
«Continúa lloviendo en algunas de las regiones donde había incendios», dijeron, felicitándose porque las precipitacines y el descenso de las temperaturas ayudan a contener los focos de incendio aún activos.
En el norte de Australia, en el Estado de Queensland, hubo fuertes tormentas la noche del viernes al sábado que produjeron inundaciones y el cierre de carreteras. No se registró ninguna víctima.
El sábado, dos importantes incendios en el sur de Nueva Gales del Sur y en el vecino Estado de Victoria seguían sin poder controlarse, pero los servicios de meteorología prevén lluvias abundantes el domingo y lunes en esta zona.
Estos incendios forestales, que ya dejaron 28 muertos y son una muestra clara del cambio climático, se vieron agravados por el tiempo particularmente caluroso y seco que se registra en Australia desde hace meses.
El fuego ha devastado inmensas superficies de selva en el este y sur de Australia, ha diezmado el ganado y destruido unas dos mil casas.
Asimismo, las autoridades han advertido que la crisis puede empeorar nuevamente porque Australia todavía está en pleno verano.


Deja un comentario