Spacex, la empresa dedicada a explorar el espacio de forma comercial, se encuentra de nuevo en medio del ojo del huracán al destruir el Falcon 9, el último prototipo de cohete turístico de la empresa.
La explosión expuso los principales puntos de rescate de protocolo del proyecto Crew Dragon, uno de los primeros proyectos de la compañía de Elon Musk que pretende crear las primeras líneas comerciales por el espacio alrededor del mundo y la luna de forma comercial.
El procedimiento salvaría de forma inmediata, en caso de ser necesario, a los tripulantes de la aeronave y lograría conseguir años de avance en los estudios sobre desgracias aeronáuticas en el espacio. Al destruirse el Falcon 9, la capsula donde iría la tripulación del Crew Dragon, volaría «solo» hasta 40 km de altitud para caer en el Océano Atlántico.
Desde 2011, año en que la NASA finalizó el lanzamiento de sus transbordadores, EE. UU. ha tenido que recurrir a la Soyuz rusa para enviar astronautas a la Estación Espacial Internacional (EEI), acuerdo por el que pagaba a Moscú unos 80 millones dólares por asiento y, de paso, una situación engorrosa para una potencia muy orgullosa de su historia espacial y de haber pisado la Luna.
Fuente: RT noticias/Intermedia Press


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