Las últimas semanas se han manchado de violencia y sangre en el territorio nacional, todo esto mientras la presidencia sigue obsesionada en concentrar todo el poder para hacer lo que sea.
Por Edel López Olán (Permanencias Voluntarias)
En México la violencia ya no es una noticia. La vivimos a diario y la consumimos prácticamente como el pan nuestro de cada día. Pasan los años y las historias de un hecho violento a nuestro alrededor se acumulan en la sobremesa familiar o en las pláticas de café.
El primer atentado con coche bomba en Colombia se perpetró en el edificio del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) el 6 de diciembre de 1989 en Bogotá, Colombia. Este ataque terrorista fue organizado por el Cartel de Medellín y dejó un saldo de 63 muertos y 600 heridos.

La realidad colombiana parecía hasta hace pocos años una historia que solo podíamos observar en los libros de texto o en los diferentes documentales y series del momento, pero hoy, esa realidad se fusiona con nuestra realidad de forma inquietante.
El 25 de octubre del 2024, dos coches bomba explotaron en Acámbaro y Jerécuaro, en el sitiado estado de Guanajuato. Las dos explosiones dejaron dejaron a tres policías estatales lesionados y cuantiosos daños materiales que se unen a la estadística de violencia que vive la región desde hace ya varios años, todo esto mientras la panista Libia Dennise García Muñoz Ledo brilla por su ausencia entre el manoseo que existe entre el gobierno estatal y federal para (apenas) ponerse de acuerdo quien debe llevar las riendas de la seguridad en el estado.
Entre el 1 de enero y el 31 de julio de 2024, el estado de Guanajuato acumuló un total de mil 432 homicidios dolosos, de los cuales 83% fueron cometidos con arma de fuego. En el mismo período, la entidad acumuló 11 mil 872 delitos relacionados con el narcomenudeo, todo esto mientras las disputas por el territorio entre el Cártel de Santa Rosa de Lima y el Cártel Jalisco Nueva Generación siguen acumulándose en diferentes puntos del estado y más allá de sus fronteras.

Los coches bomba son más que un simple mensaje entre bandas rivales o de las mismas bandas al gobierno en turno, esos actos solo tienen un nombre que el mismo gobierno federal rehuye de utilizar pero qué, desde hace muchos años pasa en las calles del país: Terrorismo.
Chiapas es otro de los polvorines que siguen encendidos y que lamentablemente el gobernador morenista del estado Rutilio Escandón minimiza mientras utiliza la misma técnica corriente de Andrés Manuel López Obrador de victimizarse y pensar que todo es para desestabilizar un gobierno que nunca tuvo paz.
15 mil personas desplazadas es hasta el momento el saldo de la violencia del estado. Y es que el desplazamiento forzado de las personas en Chiapas tiene como objetivo adueñarse de las tierras y posicionar lregiones de siembra para el crimen organizado. De acuerdo con el Centro de Monitoreo de Desplazamientos Internos, entre 2008 y 2023 se registraron 392 mil personas desplazadas en todo Chiapas.
Por ejemplo, en la comunidad de Polhó, en el municipio de Chenalhó, 275 personas de Santa Martha se han visto obligadas a vivir en condiciones precarias, tras ser expulsadas de sus tierras. Manuel Gómez Velasco, representante de los desplazados de Santa Martha, fue obligado a abandonar su hogar debido a las presiones para adquirir armamento de alto calibre para ser vigia de los «Motonetos» una de las organizaciones criminales que lentamente siguen tomando fuerza en la región chiapaneca y que han sacado de varias localidades a miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación.
Sobre esto, Dora Roblero García, directora del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, destacó que sólo entre enero y octubre de 2024 se registraron 15 mil 780 personas desplazadas en municipios como La Concordia, Chicomuselo, Socoltenango y Frontera Comalapa.
Sí. El terrorismo toma diferentes formas y México es el mejor ejemplo de ello.
Ante este tipo de situaciones, la presidenta Claudia Sheinbaum asegura que el gobierno federal no volverá a intervenir (si no es atacado) entre la guerra entre bandas rivales para no regresar a la «Guerra de Calderón». Sin embargo, es importante puntualizar que la (también) política criminal de Andrés Manuel López Obrador no fue la más exitosa en cuanto al combate a la inseguridad se refiere.
Con 194 mil 510 víctimas de asesinato y 53 mil 566 víctimas de desaparición registradas entre diciembre de 2018 y octubre de 2024, el sexenio de Andrés Manuel López Obrador resultó el más violento en la historia reciente de México; su estrategia de “abrazos, no balazos”, no pudo sacar al país de la espiral homicida en la que se encuentra desde el inicio de la guerra contra el narcotráfico, proclamada por Felipe Calderón Hinojosa en 2006.
De acuerdo con los datos oficiales actualizados del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), durante el sexenio de López Obrador se registraron 20 mil 624 víctimas de asesinato en Guanajuato, 16 mil 245 en Baja California, 16 mil 237 en el Estado de México, 13 mil 696 en Chihuahua, 13 mil 668 en Jalisco y 12 mil 888 en Michoacán.
Culiacán lleva siete semanas en una violencia desmedida. El 23 de octubre de nuevo se dieron diferentes en varios puntos de la ciudad. El primero fue en la colona «El Barrio» donde sujetos armados abrieron fuego contra una vivienda provocando daños en el inmueble mientras qué, en la parte sur de la ciudad, nuevos narcobloqueos.
Los culiacanenses aseguran que viven una «narcopandemia» ya que muchos no han podido ver la luz del día ya que tienen desde el inicio de los enfrentamiento encerrados en su hogar ante la amenaza de diferentes grupos criminales que se sienten con el valor suficiente para entrar a cualquier espacio vacío y tomar las casas de cualquier particular como bunker criminales.
El término terrorismo se utilizó por primera vez en Francia en la última década del siglo XVIII para describir el «régimen de la terreur» o «régimen del terror» de Maximilien Robespierre, en particular, entre 1793 y 1794. Como definición el terrorismo es un acto criminal que se dirige contra un estado con el objetivo de crear terror en el público general o un grupo de personas o personas particulares.
Aquí, solo queda preguntar, ¿Usted está aterrorizado? o prefiere callar para defender su voto.
Y eso, eso es muy pinche lamentable.
Hasta la próxima.


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