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Todos en esta vida hemos tenido un mejor amigo, ese ser peludo que nos mueve la cola cuando llegamos a nuestro hogar, o nos trata con desdén mesiánico, o bien, da de vueltas en una rueda frenéticamente mientras intenta escapar de nosotros. Obviamente también existen los que nadan y flotan sin cesar al vaivén de las burbujas de la pecera, o nos observan tímidos desde su caparazón, o nos endulzan las mañanas con su canto. Si, todos hemos tenido ese gran amigo, llamado Mascota.

En nuestros días, el acceso a las redes sociales de manera continua nos ha abierto un panorama que si bien era palpable, no había tenido tanto eco como en estos días.

El maltrato animal se ha convertido en un hito. La mayoría de la gente se ha vuelto mas sensible ante dicha situación y nuestro alrededor cada vez se encuentra mas bombardeado de imágenes (en ocasiones) ofensivas a la mirada, pero innegablemente reales.

Pero, ¿en que momento el ser humano se convirtió de amigo a verdugo?

Fiel a su “naturaleza” el ser humano vio en los animales la oportunidad de hacer mas fáciles ciertas labores que parecían completamente imposibles. La domesticación de los primeros mamíferos fue la punta de lanza en el “control” que hemos tenido sobre ciertas razas de animales, convirtiéndolos en seres de ayuda, vestido, alimentación, y canje.

Lentamente, encontramos en algunos animales instintivamente difíciles de controlar, la posibilidad de saciar nuestros mas bajos instintos. Los Romanos, por ejemplo, ocupaban en su “entretenimiento” animales salvajes como hienas, leones, y tigres, sentando las bases gráficas y de entretenimiento del circo moderno.

Entonces…¿Son los animales parte de nuestro entorno o objeto de nuestra diversión?

Los animales fueron concebidos para ser parte de este mundo, para subsistir y vivir en una ambiente de paz correlacionado con su entorno. El ser humano (como todo lo que toca) destruyo todos los conceptos básicos de la estructura y de su creación. Las corridas de toros, por ejemplo, en algunos países,  son consideradas una fiesta, donde el hombre masacra de forma salvaje a un animal asustado, con un estado de alerta que lo hace reaccionar con la bravura que se ejemplifica con sus movimientos y su corpulencia tiñendo con su liquido vital la arena de la plaza, ante sonrisas frenéticas y oles, como laudes de su muerte.

Los toros, tigres de Bengala, leones, cebras y demás son seres que se encuentran asustados y tristes. Muchos de ellos fueron extraídos de su habitat natural desde cachorros, no conocen la brisa de una mañana sobre el pasto verte, o el sol incesante en su pelo, solamente son una pieza mas de un espectáculo que quema sus sentidos y les hace perder la voluntad de vivir.

“Los que no tienen voz”, como los han bautizado son seres vivos,  como usted que lee, como yo que escribo, con la gran diferencia que ellos no conciben el por que alguien los amarra a un poste metálico, con un sol apabullante, un clima inclemente, un hambre atroz.

El fanatismo de la protección animal se ha convertido ya en nuestros días una necesidad ante los embates de nosotros mismos. Vemos todos los días en las redes sociales, noticias y demás medios una campaña continua de conciencia sobre el trato y maltrato de los animales.  El ser humano aun no entiende que todo en este mundo tiene un equilibrio que poco a poco vamos rompiendo.

En nuestro país, las legislaciones y castigos para las personas que incurren en maltrato animal no son tema relevante ¿Por qué?, por que simplemente no es importante ver como unos jóvenes masacran a un indefenso perro en la calle;  siendo mas importante legislar sobre el uso de minifaldas en las oficinas del Gobierno.

Los animales, el que sea, y como sean, son parte de nuestro entorno, parte de nuestra vida. Nosotros, como únicos seres “pensantes” en esta tierra debemos velar por su protección, su cuidado, sus necesidades. El fanatismo en su protección, insisto, se ha vuelto una imperiosa necesidad que va mas allá de simples actividades, va mas allá de simples hechos.

La protección animal es ya una realidad tangible que nos da a nosotros, los humanos, una ultima oportunidad de salvar lo mas preciado que se ha colocado en esta tierra: La vida

Hasta la próxima.

2 respuestas a “Protección Animal: Fanatismo o dedicación.”

  1. Avatar de jarmvel
    jarmvel

    En la medida en que podamos y queramos proteger a los demás seres vivos, es la medida en la que podremos velar por nosotros mismos y por el lugar en el que vivimos. Como bien dices en tu texto, lo que algunos han dado en llamar fanatismo de la protección animal, se ha vuelto imperativo hacerlo o apoyar que los demás lo hagan.

    Saludos.

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    1. Avatar de Permanencias Voluntarias

      Efectivamente, al parecer la vida en este planeta se ha convertido en un privilegio, que los mas mezquinos la ven como un reto a desaparecer.

      Muchas gracias por participar con nosotros.

      Sigue sintonizándonos.

      Me gusta

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