Quizá hoy sea un día como todos los que has vivido los últimos años; despiertas, tomas café, te das prisa para llegar a tiempo al trabajo, olvidas las llaves. En el trayecto percibes pocos detalles que en realidad deberías atisbar con detenimiento, y sin darte cuenta, el día se vuelve igual que todos los anteriores, los colores y el brillo que otorgan los instantes del día se vuelven de a poco grises y desteñidos, la monotonía aparece y se vuelve tu fiel compañía.
La inclusión de las decisiones que diariamente enmarcan tu vida ha dejado de ser relevante para la historia que dejarás en algún momento, y sin tu permiso aparente, te has vuelto monótono en un mundo de empatía nula.
En esos “quizás” que de pronto nos devuelven la esperanza y el anhelo, apartando lo absurdo y egocéntrico de nuestra realidad, existe ese momento en el que diariamente nuestro diminuto mundo alinea al universo de las posibilidades una y otra vez, deseoso de que “eso” suceda y nadie mejor que nosotros para darnos cuenta de que la movilidad tan presurosa, competitiva y desleal que hoy enfrentamos ha ido cegando nuestro objetivo y simplemente nos dedicamos a mecanizar aquello que pudo resultar una gran hazaña de vida.
¡Camina en diversas direcciones!
Observa todo lo que llega y toca tu vida. Observa a todos aquellos que dejarán algo, guarda lo que dejen y aprende de aquello que más te duela, que al final del día serán esos pequeños sucesos los que dejarán grandes historias en el corazón.
He decidido caminar por este mundo tomando consciencia de las implicaciones que como ser sediento de trascender se requieren. He decidido apreciar las oportunidades que me otorga la vida dispuesto a sobreponerme a las limitaciones que como ser humano pueda tener hasta saber que he dado todo de mi para alcanzar mi sueño por mínimo que este sea, decido no esperar a que esas oportunidades lleguen a mí, las buscaré e iré sobre de ellas, cada fracaso será el anuncio del anclaje a la siguiente meta, hoy decido decidir”
Twitter: @anni_hern
Instragram: annirodher/