El investigador mexicano del fenómeno OVNI asegura que los datos poco a poco están saliendo a la luz.
Jaime Maussan recuerda perfectamente el día que, estando en sexto de primaria, dos compañeros de salón le contaron un suceso increíble que presenciaron la noche anterior: el avistamiento de un OVNI. Era 1965 y los Objetos voladores no identificados eran el tema de sobremesa para los habitantes del entonces Distrito Federal, pues en la capital “hubo una gran oleada de avistamientos, la gente hablaba de ello, salían noticias en los periódicos”.

Pero esa historia que le relataron sus amigos de aula fue la que despertó el interés del pequeño Jaime por “saber si realmente podían estar aquí seres que venían de otros lugares del espacio”. Al poco tiempo el tema se disipó, pero en él quedó plasmada la inquietud sobre los extraterrestres. Y así, curioso y con la mente abierta, se convirtió en el ufólogo más importante de México, aunque tuvo que enfrentar burlas y menosprecio.
Afortunadamente un amigo le cambió el panorama: “Me aclaró que el periodismo era hacer conciencia, cambiar el mundo, viajar, conocer, un mundo en el que no había pensado y me atrajo mucho esa idea: cambiar las cosas que no me gustaban”.
Entonces, Jaime se matriculó en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y “empecé a ser periodista en 1970” colaborando en medios como el semanario Ariete y el periódico El Sol de México. Luego saltó a la televisión, donde uno de sus primeros trabajos, Los niños drogadictos (1973), le valió el Premio Gustavo Alatriste y una exhibición en el Festival de Cannes.
Fuente: Milenio
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