Las campañas se ganan con dinero

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Empecemos con una gran verdad y esta es que para ganar una elección se necesitan dos cosas: votos y dinero, billete, billullo, pachocha, lana, money, pasta, varo y no me refiero a unas pinchurrientas 30 monedas de plata como por las que Judas entregó a Jesús, sino cantidades que muchos de los votantes jamás verán en esta vida u otra.

Y no es mentira que quienes hemos estado metidos en estas lides, sabemos que los famosos topes de campaña establecidos por la autoridad electoral (que de por sí ya representan muuuuchooo dinero), no bastan para alimentar financieramente a toda la logística que implica a la campaña correspondiente al monto que se señala. Vaya, en este momento el tope para una campaña de diputación federal está en $ 2, 203, 262.00 (para los que estudiaron filosofía y letras, esos son dos millones, doscientos tres mil, doscientos sesenta y dos pesos, moneda nacional, no vayan a creer que son bolívares), siendo que para estas fechas, lo que realmente se requeriría para sacar adelante una elección de esta índole, sería por ahí de unos 25 millones, míiiiniiimooooo. Sí, ahora procedan a hacerse caca en los calzones al volver a leerlo.

Debido a esto, las preguntas a plantear son: ¿por qué tanto pinshi dinero? ¿de dónde sale el resto de ese billetón?

La shingadera es sencilla de explicar: conseguir poder y dinero, y para lograr obtener esta ganancia, como en todo negocio, es necesario invertirle y dirán ¿pues a dónde va a parar tanto billete? Pues si nos ponemos a despicar el frijol, tanto la propaganda con la jeta del candidato pegada en los postes y en espectaculares; los anuncios en redes sociales; las columnas de opinión donde connotadas vacas sagradas del periodismo se dedican a cromarles el escrot0 y generar comentario favorables (digo por generalizar); los acarreos a mítines (que si no fuera por eso nadie iría); los camionetones para trasladarse; los billetitos enrollados para ir regalando medio a escondidas en los eventos a gente que pida apoyitos; pagarle al staff que reparte volantes; la famosa movilización el día de la elección en camionetitas, combis o taxis; el pago a grupos de choque para reventar casillas en donde se pueda ir perdiendo; la propina para los representantes de casilla, que si no fuera por eso, la neta les valdría madre; bueno, todo eso que muchos dan como leyendas urbanas, todo eso cuesta y cuesta mucho. ¿Las famosas maletas con dinero existen? por supuesto, dejemos de hacernos mensos, ah, y los sobres con cash también son práctica común que ya ha quedado más que claro. Y sí, muchos de los que están leyendo esto, saben que mentiras no estoy diciendo.

Y está bien que el candidato tenga algún ahorrito para meterle a su propia campaña, pero en la mayoría de los casos, requieren de una ayudadita, por lo que el origen de los recursos puede venir de distintas fuentes, algunas veces sin capacidad de ser fiscalizadas oficialmente o rastreadas, desde el consabido desvío de dinero de las arcas de algún municipio, o de alguna dependencia de gobierno de nivel estatal o federal, o mochándole la nómina a los burócratas, hasta aportaciones generosas de ciudadanos de… cof cof, dudosa reputación (*suena música de banda de fondo), el dinero fluye a raudales con tal de lograr el objetivo de ganar y pasado un tiempo, poder cobrar los dividendos de estas inversiones. Las investigaciones y denuncias podrán venir después, es el riesgo que se paga como precio por saciar la ambición de poder de esta manera.

Y sí, es lamentable ver la cantidad de recursos (de nuestros impuestos, vale siempre recordarlo) empeñados en la búsqueda de poder, e indignante si nos ponemos a pensar en otros tantos usos mejores que se les puede dar, por aquello de las calles fregadas, los hospitales sin medicamentos, las escuelas sin piso firme, pero si la política mexicana se distingue por algo, es precisamente por pasarse entre las tepalcuanas las cuestiones de la ética, todo por la ambición de algunos cuantos por la que pagamos todos los demás. ¿Habrá algún momento en que esto pare? Creo que es más probable que el litro de gasolina llegue a $10 a que eso suceda.

Después de esto no queda más que confirmar aquello de que quien va a entrarle a la política, necesita meterle varo, suyo o de donde sea, o conseguirte buenos “padrinos”, porque como dice el clásico, “un político pobre, es un pobre político”, aunque al final, los más pobrecitos terminaremos siendo todos los demás.

FB: El Doogie Olivares

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